Otro desafío al corazón al hincha de Danubio

La Franja volvió a ganar un partido a pura emoción. Es como si no valiera de otra manera. Fue 2-1 de atrás frente a River Plate y con un golazo de taco de Juan Manuel Olivera para cerrar el triunfo que mantiene a Danubio en la primera posición.

Danubio le ganó de atrás a Nacional y a Peñarol. A este último con un gol en la hora. Le ganó a Cerro siendo peloteado de principio a fin. Parecería ser que si no se está al borde del infarto para conseguirlos, los puntos de la franja no valen. Esta vez fue frente a River Plate. En Jardines, donde hasta el momento el líder tiene puntaje ideal. 

Cuando los dirigidos por Leo Ramos no podían aflojar ya que Nacional se le despegaría a tres puntos apareció un River presionando alto y complicando en el primer tiempo. La visita avisó primero y obligó a Etulain a mandarse una atajada bárbara en un mano a mano con Mathias Saavedra. Pero enseguida llegó el cabezazo de Alexander Rosso que apenas cruzó la línea de gol y llenó de dudas Jardines. Temblaron todos pensando en una posible caída, menos los jugadores. 

Para el segundo tiempo entró Ignacio González, ese que con un centenar de partidos en Primera tiene la espalda suficiente para pedirlas todas, ir una y cien veces hasta generar una situación de gol. Se enchufó con los de arriba. Le empezaron a llegar pelotas de todo tipo a los delanteros que están imparables y llegó el empate. Primero Jonathan Dos Santos resolvió en un segundo y un centímetro para ponerla en el ángulo.

El segundo llegó solo seis minutos después del empate. Es que un punto era casi como perder y por eso la franja no aflojó. El centro fue de Nachito. Dos Santos la puso al medio de taco y apareció Juan Manuel Olivera para, con otro taco pero de aire, colgarla del mismo ángulo donde entró el primero. Ese arco del talud local tendrá desde hoy una escena difícil de olvidar. Cuando alguien mencione el gol de Olivera a River se pondrá play en la memoria para volver a verlo miles de veces. 

La última media hora mostró a un equipo que se dedicó a esperar el final y le salió bien. Lo tuvo de contragolpe con corridas de Ardaiz y Saracchi pero falló en la definición para liquidarlo. La calma y el alivio recién llegaron cuando el árbitro lo terminó, como contra Nacional, Peñarol o Cerro.