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Foto: AFP - Conmebol |
Siempre dejo pasar al menos unas horas antes de escribir acerca de un partido siguiendo el ejemplo del gran Horacio Quiroga: "No escribas bajo el imperio de la emoción". Esta vez le agradezco el consejo pero no lo tomo. ¿Qué importa si estuvo mal o bien anulado el cuarto gol? ¿Qué me cambia intentar buscarle la vuelta a cómo puso el pie tal jugador a la hora de definir una de las tantas situaciones de gol malogradas? Hay una sola cosa por decir y es ¡Gracias! A todo este plantel y Cuerpo Técnico.
Danubio volvió a ser el que todos queremos. El que se lleva puesto a los rivales, sea cual sea, pero no como sea. Lo hace con fútbol. Obviamente agregándole muchísimas ganas. Pero nuestro idioma es la pelota bien jugada. Es marear a los zagueros rivales porque no saben por cuántos lados y cuántas veces los van a encarar.
Mis disculpas además porque en este caso tampoco te voy a contar cómo fueron los goles. Estuve más preocupado y atento en vivir otra noche mágica que en recordarla. Al que no lo vio, quédese tranquilo que esta vez habrá resúmenes como la gente y no los que soportamos cada fin de semana. Pero, sobre todo, al que no lo vivió, lo lamento mucho.
Gran descripción
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