Danubio suma seis partidos sin ganar frente a Defensor y ya son siete los que acumula sin triunfos de forma consecutiva ante Nacional, Peñarol o los violetas.
El golpe clásico dejó a Jorge Graví entrando al vestuario entre lágrimas. Todos caminando en fila y mirando hacia abajo. Ni uno habló. Periodistas y allegados los ven pasar y solo alguno se anima a tirar un "vamo' arriba". Pero ese ánimo era tan ilevantable como el partido cuando se puso 1-0.
Danubio volvió a perder un duelo importante. De esos que marcan tanto al campeonato como al espíritu de los equipos. Ya van siete seguidos ante los rivales directos de todas las horas: Peñarol, Nacional y Defensor, donde la franja no puede salir victoriosa. El último triunfo fue ante Peñarol por 3-2 el 9 de octubre de 2016. Desde allí se sucedieron cinco derrotas y dos empates donde, en total, Danubio solo marcó tres goles: todos frente a Nacional.
Si solamente hablamos de los partidos contra Defensor Sporting la historia reciente es aún peor. El último triunfo franjeado fue otro 9 pero de noviembre y de 2014. Hace ya tres años. Ese día fue 2-1. Desde aquella lejana vez ya se suman seis partidos con cuatro derrotas y dos empates.
Las ganas de todo el equipo no están en duda. Al menos en esta oportunidad. Danubio dejó todo en el Franzini pero claramente fue menos que el rival. Mucho menos. En el primer tiempo apenas pisó el área rival por algún centro que ni siquiera generó peligro. Y si hablamos de peligro, la única que recuerdo en todo el encuentro es otro centro pasado que le quedó a Graví y definió por arriba. Los puntos más altos del equipo fueron por destrozo Damián Malrechauffe, de brillante encuentro, Gastón Bueno y Rodrigo Fernández. Los tres dedicados casi exclusivamente a la marca.
Es cierto que faltaron Ribair, Arroyo, Leandro, Pablo Silva y el Puma. Pero créanme que a quienes más extrañamos los danubianos fueron a las paredes bien devueltas, a la iniciativa, a los pases precisos, las salidas con cabecita levantada, las corridas por la punta con elegancia y aquellos encares en el uno contra uno que podían terminar en caños, jugadas de peligro, asistencias y goles. Danubio es todo eso pero ante Defensor no fue nada.
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