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domingo, 3 de septiembre de 2017

Arriba las manos

A pesar de una roja más que dudosa en el primer tiempo, un penal cerca del final y una expulsión no sancionada a Fénix sobre la hora, Danubio terminó levantando los brazos para festejar el triunfo en el Capurro.





David Terans ya no da más. Pero a puro corazón y fútbol, como en cada minuto que se puso la franja en el pecho, salió disparado en el contragolpe. Agustin Canobbio, el más rápido del rival, lo corrió como pudo y hasta que no pudo. Antes de que quedara mano a mano lo bajó. Javier Bentancor le mostró la amarilla. Y a esa altura ya no había gente en las gradas visitantes. Es que estaban todos contra el tejido gritándole al árbitro.

Antes, mucho antes de eso, Danubio salió al Capurro dispuesto a quedarse con los tres puntos. Con un planteo bastante más ofensivo que el fin de semana anterior frente a Nacional, desde el primer minuto la visita fue más peligrosa que Fénix. Buscó mucho a Marcelo Tabárez que si metía una que definió cacheteándola de primera estábamos hablando de un golazo. Terans y Leandro Rodríguez se movieron de un lado a otro en el ataque y fueron imparables los minutos que estuvieron en cancha. Rara vez pierden una pelota y encima ya mostraron que llegaron con gol. Es que David venía de marcarle a Nacional mientras que Leandro anotó el primero suyo a los 26'. Entró como Nueve para definir como venía y de volea tras un centro de Martín Marta.


Fénix fue puro empuje. Nunca se quedó. Pero solo generó peligro con pelotas largas o centros pasados. El partido parecía más que controlado hasta que José Luis Rodríguez fue a buscar una pelota en la mitad de la cancha. Se tiró con alma y vida. Pero pareció no tocar en absoluto al rival. Así y todo Bentancor no dudó en expulsarlo sobre el final del primer tiempo.

Para el segundo tiempo entró Jorge Gravi por Tabárez. El resto se mantuvo pero con Peña ya metido en la cueva para cubrir el espacio del Pumita. A Danubio le costó llegar cada vez más con peligro. Se dedicó a cuidarla cuando la tuvo y para eso fueron ideales Leandro Rodríguez, ya jugando vendado por un codazo, y Terans. El local se la jugó y mandó a la cancha a puros delanteros. Uno de ellos fue Federico Laens que, en la primera que fue a buscar, se le tiró con todo a Cristóforo. Danubio reclamó la roja. El árbitro se tomó cuatro minutos para decidir qué hacer. Sacó amarilla.

En una serie de rebotes en el área de Danubio donde hubo de todo. Agarrones de los atacantes, pelotas que dieron en todos lados, Bentancor vio penal por mano y Fede Cristóforo se hizo enorme. Se tiró a su izquierda para taparle el disparo a Matías Acuña. El partido se iba y del mismo modo lo hizo Terans. A pura voluntad. Si no lo paraban era mano a mano u "oportunidad manifiesta de gol", como le gusta decir a los árbitros. Pero cuando no les gusta sacar tarjetas no lo hacen. Como a Polenta unas horas después y en otro partido. Como de costumbre ya.

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