Hubo trabajo, obviamente aún sin el tiempo suficiente. Se trajeron refuerzos de excelente nivel. La hinchada acompañó llenando la tribuna visitante. El día estaba espectacular y la cancha del Paladino ha sabido estar en muchísimas peores condiciones. Pero Danubio no pudo contra Progreso.
El último de los ascendidos a Primera división en la temporada pasada mostró un juego mucho más ofensivo del que esperaba la mayoría de los danubianos. Nunca se replegó. Dejó continuamente tres hombres en ofensiva y tuvo el control de la pelota durante casi todo el partido. Leandro Onetto, el punta por izquierda, pareció Neymar. Hizo lo que quiso y fue incontrolable para el Pumita.
David Terans, el de siempre, fue el que abrió el marcador a los 24' del primer tiempo. Pablo Cepellini levantó el centro de tiro libre desde la derecha y el goleador franjeado se anticipó a todos para colocarla de zurda bien arriba. Enseguida pudo anotar el segundo tras otro centro del ex-Boston River pero el cabezazo del Corto Prieto dio en el travesaño. El empate llegó a los seis minutos cuando en un busca pie Burgueño abrió las piernas y la dejó pasar para Onetto, que definió contra el palo.
A partir de ese momento Danubio no volvió a sentirse cómodo. Nachito no anduvo y el más claro fue siempre Ceppelini con sus centros. A Federico Rodríguez no le quedó ni una clara en todo el partido. Su equipo no le pudo generar situaciones. Debió dedicarse a pivotear y recibir de espaldas las pocas que le llegaron. Gastón Bueno fue otro de los pocos puntos altos en la franja. Cortó varias situaciones de gol y se animó a salir jugando por abajo.
El banco estuvo plagado de juveniles con pocos minutos en Primera. Leandro Rodríguez no pudo estar a la orden por lesión y hubiese sido un cambio cantado. Quienes entraron no pudieron cambiar la historia que volvió a ser, por el momento, más de lo mismo.
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