En un clásico deslucido por la poca cantidad de gente que había en el Centenario, al haberse jugado un lunes a las 17:00, Danubio perdió 1-0 contra Defensor y mostró pocas cosas para ilusionar.
El partido por la Copa de Campeones Uruguayos arrancó con Danubio como protagonista. David Terans fue el mejor del equipo. La quiso en todo momento. Se movió por todo el frente de ataque y generó las mejores jugadas. Otro de los nuevos que se mostró en gran nivel fue el zaguero Gastón Bueno. Durante los primeros 45 minutos Defensor no pudo patearle a Cristóforo. Tampoco se lo vio demasiado preocupado por eso. Así es su estilo.
Es muy difícil hacerle un gol a este Defensor que acumula hombres altos en el fondo y cierra los espacios continuamente. Además, cortó con infracción cada intento de llegada por abajo durante todo el partido. De todas formas la franja no paró de equivocarse en los procedimientos. Sin un Nueve de área definido se repitió en centros, la mayoría mal tirados, que fueron controlados con total facilidad.
Las únicas de real peligro para el equipo de Gastón Machado llegaron con remates en el primer tiempo de Pablo Silva o Rodrigo Fernández, que Gastón Rodríguez supo controlar. Defensor esperó su momento hasta que en el segundo tiempo le bastó una sola para mandarla a guardar. Danubio hizo todo mal en un contragolpe. Primero dejó solo a la principal referencia de ataque: Gonzalo Carneiro. Luego lo corrieron sin poder pararlo desde la mitad de la cancha hasta el borde del área para recién allí cometerle infracción. Resultado: golazo al ángulo de Facundo Castro y final del partido a falta de 40 minutos.
Los cambios le hicieron mal al equipo. Es que entró Abdiel Arroyo pero a jugar de nueve en el momento donde iba a haber menos espacio que nunca entre los gigantes zagueros violetas. La mejor versión del Panameño siempre se vio por la banda derecha. Justamente donde el titular, Agustin Peña, no tuvo un buen partido. Terans, por el famoso derecho de piso, fue de los primeros en salir a pesar de ser el mejor.
Fue allí donde Defensor se sintió más cómodo. Por varios minutos Danubio no pudo ni siquiera pasar la mitad de la cancha y perdió absolutamente todas las divididas. En ese momento entró Pablo Siles por el que más estaba marcando: Rodrigo Fernández. Desde ahí hasta el final Danubio apostó a las corridas de Marcelo Saracchi que terminaron en centros a nadie. No solo porque no tuvo una buena tarde en la precisión para terminar las jugadas sino porque en el área justamente no había ningún jugador con características como para poder ganarle por arriba aunque sea una vez a la defensa violeta.
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