Primero de abril de 2015. Danubio visitó el Arena Corinthians en uno de esos partidos donde le costó cruzar la mitad de la cancha. La derrota fue contundente, por 4-0, por Copa Libertadores. Desde ese día hasta ahora la franja dirigida por Leonardo Ramos no se volvió a ver tan avasallada. Cerro lo logró. Y perdió 1-0.
Desde el arranque Cerro fue como un niño egoísta un seis de enero. No le prestó nunca la pelota a la visita. Su gente acompañó y empujó al equipo a generar una situación de gol tras otra que fueron perdiendo de forma increíble. Muchas veces por buena suerte de Danubio y otras por excelentes atajadas de Michael Etulain. Al menos dos de los tres puntos son de él. Que nadie se los toque.
Pareció como si Leo hubiese previsto cómo iba a ser el trámite. Es que por primera vez en el campeonato defendió con línea de tres que obviamente, en el 90 por ciento del tiempo, fueron cinco. De esta forma evitó los huecos que habían aparecido contra Peñarol o Racing.
"Esperábamos que en algún momento Cerro aflojara la intensidad", dijo Etulain luego del partido. Pero el local nunca lo hizo. Y Ramos mandó a la cancha a dos marcadores más: Emiliano Ghan y Rodrigo Fernández. Pero ni así podía parar al Albiceleste. A esa altura Maureen Franco ya se había perdido no menos de cuatro goles él solo. De seguro el delantero pide hora con psicólogo esta semana para no tener pesadillas con este partido.
Otro que entró en el segundo tiempo fue Joaquin Ardaiz. Como contra Rampla, Sud América o Peñarol; hay que dársela, arriba del ómnibus camino a la cancha igual. Él se va a encargar de transformarla en jugada de gol. Como siempre arrancó a los cuerpazos con un zaguero. Como siempre ganó la posición y se fue. No paró hasta hacer festejar a su compañero Jonathan Dos Santos, que lleva tres goles en tres partidos. Lo dejó solo al borde de la línea del arco para que la empuje hacia la punta del campeonato.
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