Dos fechas atrás Danubio también ganaba en ese escenario, pero el Leo ni gritó el gol. Es que no le importa solo el resultado, es igual que su público. Para que la alegría sea completa, el equipo tiene que ganar y jugar bien. Contra Plaza fue pura felicidad. De esos partidos que, como hincha, te hacen sacar pecho al otro día y ni siquiera titubeás al candidatearte para el título.
De arranque nomás, con un Ignacio González inspiradísimo, Danubio empezó a generar. Y la primera que tuvo el 10 fue en un mano a mano que definió con sutileza al segundo palo para el 1-0. De ahí en más, si te cuento todas las que erró el local solo en el primer tiempo, quedás más aburrido que mirando al Peñarol del Polilla.
Para el segundo tiempo, con uno de más por la expulsión de Gonzalo Malán, Danubio desplegó las alas Marcelo Saracchi y Jorge Graví para abrir bien la cancha y enloquecer a Plaza, que no llegó ni una vez más al arco de Etulain. Fue justamente el Galgo, que entró para definir por el segundo palo y poner el 2-0, tan esperado como merecido.
El tercero y último lo puso Emiliano Ghan, un pibe que la peleó en el ascenso con Villa Española en la temporada pasada para volver con toda la fuerza y calidad que lo caracteriza. Ha sido siempre el primer cambio del entrenador y cada vez que juega demuestra el por qué de tanta confianza. Hoy puso un bombazo de derecha y desde afuera del área para redondear un día perfecto en Maroñas y ponerle play al tema que se oyó por primera vez en el año desde la tribuna "...Y de la mano de Leo Ramos todos la vuelta vamos a dar".
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